NO TAN LEJOS...
KutubiaCuenta una leyenda local, berebere, que cuando se construyó, justo en su mismo corazón, la afilada Kutubia (la más grande de las mezquitas de la ciudad), Marrakech empezó a sangrar y a sangrar, y no paró hasta que las murallas y las paredes de todas las casas se tiñeron de rojo.
Como conscuencia, este color caracteriza la ciudad, y al atardecer, coge tanta fuerza que parece que las heridas se abren de nuevo. Esta leyenda es muestra, sin duda, de la magia y el magnetismo que esconde la ciudad.
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